¿se puede sentir pasión por la docencia hoy, en los tiempos que corren?

Me voy a permitir copiar un texto completo de Javier Marias que me gusta releer de cuando en cuando para recordarme porqué trabajo en lo que trabajo. Lo considero un clásico, pues han pasado ya 13 años desde que se escribió y no me parece que haya pasado de moda (ni creo que pase de moda nunca).

—————–Texto original en:

http://www.javiermarias.es/PAGINASDEVARIOS/CarmenGarciadelDiestro.html—–

Ya he hablado aquí de doña Carmen García del Diestro o más bien la señorita Cuqui, mi profesora de literatura en el colegio «Estudio» de Madrid. Hoy nonagenaria, me ha pedido unas líneas para el discurso que pronunciará en la reunión de fin de curso del profesorado actual. Le he escrito mejor una carta, y me voy a permitir resumirla porque acaso sea un homenaje no sólo a ella, sino a toda una generación de enseñantes, y porque quizá algún párrafo pueda aplicarse a cualquier profesión.

«Es esta una época en la que los docentes gozan cada vez de menor libertad, apabullados por normas, controles y pedanterías. Y así, se les permite siempre menos el uso de la imaginación y más les son impuestos el mimetismo y la uniformidad. Habrá quienes se sientan felices por ello. En todo oficio hay y ha habido gente rutinaria y perezosa, que prefiere saber a qué atenerse, no ya a diario, sino en su entera vida. Gente que sólo busca su seguridad y jamás aventura; reiteración y no riesgo; cómodas cortapisas y reglas que descarten el traicionero entusiasmo con que a veces se acometían las tareas en el pasado.

Quizá he errado el tiempo verbal, ojalá. El número va menguando, pero aún quedan personas que sí afrontan con imaginación y entusiasmo su trabajo cotidiano, y aun su vida entera que no quieren conocer ni vislumbrar así, entera, de antemano. Personas que recibirán las sorpresas con gusto, aun sí no son muy buenas, antes que sentirse programadas hasta la eternidad. Tengo para mí que ese entusiasmo -que a menudo flaquea, cómo no- y esa imaginación -basta una modesta, un grano de sal- son especialmente necesarios en la enseñanza. No ayudan los tiempos, que poco alientan y recompensan a los docentes, en lo político, lo económico y lo social. Pero aun así, el primer precepto de un profesor para consigo mismo ha de ser: YO ME DIVERTIRÉ. Eso creo, y esa fue mi divisa durante los pocos años en que, como un impostor accidental, di clases en Oxford, en Massachusetts, en Madrid. Y si algo me consta es que, si me divertía yo, los alumnos se divertían también. Se intrigaban, se preguntaban, se paraban a pensar, esperaban que al final de la hora -como en un relato- se produjera una revelación, una deducción, una conclusión no insignificante; la respuesta a un enigma, o, lo que es lo mismo, el logro de un conocimiento. Poco importaba que al sonar la campana nada de eso tuviera lugar; lo importante era su espera, su confianza en ello, su atención al proceso de la transmisión de un problema o un saber. La existencia y visión fugaz del espejismo. Creo que eso es lo fundamental: enseñar a pensar, a interesarse, a intrigarse, y eso puede conseguirse hasta con la más árida o menos práctica materia, con las matemáticas y con el latín. Pero creo también que eso sólo puede lograrse con la diversión -y por tanto con la alegría, por momentánea que sea, aunque sólo dure la duración de una clase- del que conduce ese pensamiento, ese interés, esa intriga.

Usted, desde luego, y muchos otros profesores y sobre todo profesoras de «Estudio», fueron quienes me convencieron de lo que ahora afirmo. Fueron magistrales en todo eso, y no me crea tan ingenuo para no saber, al cabo del tiempo, que para muchos de ustedes enseñar en un colegio significaría al principio abandonar aspiraciones en teoría más altas, o la resignación y la renuncia, bajo una dictadura que se dedicaba a arrancar de cuajo las ilusiones y esperanzas de muchos españoles. No, no creo que todos ustedes tuvieran eso ya antiguo, vocación. Seguro que muchos no. Y los hubo, sin duda, que se encararían con aquellos alumnos como quien arrastra una penitencia. Y sin embargo en la mayoría, y por supuesto en usted, señorita Cuqui, se impuso sobre cualesquiera reveses, sinsabores o abandonos el deseo vehemente de su propia diversión. Y así, fueron imaginativos y alegres, arriesgados y sorprendidos, irónicos y en general risueños. Una suerte para nosotros, desde luego para mí. Y sé por eso que un mundo en el que tras una mesa o ante una pizarra no hubiera ya profesores como los que vi y escuché a lo largo de tantos años, sería mucho más triste, menos atractivo y más bobo que el que me tocó descubrir. Y como los maestros y profesores, estén considerados como lo estén hoy, lo que hacen más que ninguna otra cosa -más incluso que transmitir saber- es configurar personas, su tarea sigue siendo una de las más importantes en cualquier lugar. Así que por el bien de todos, confío en que jamás falten docentes con ese lema y que sigan el ejemplo que usted nos dio: YO ME DIVERTIRÉ. «

Que tenga muy feliz y divertida reunión.

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(También podría recomendaros una escena al principio de la película «lugares comunes» de Adolfo Aristarain, 2002 http://www.filmaffinity.com/es/film225948.html.  http://youtu.be/EIGch65ayJ0)

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¿Cuántas horas de trabajo de profesor debería representar 1 crédito ECTS?

Mucho se ha escrito sobre el Espacio Europeo de Educación Superior y los famosos créditos ECTS. Al menos eso ha servido para llegar al acuerdo unánime que 1 crédito equivale a 20-30 horas de trabajo del alumno. A esos números se llega partiendo de considerar al alumno como un trabajador a tiempo completo que trabaja unas 1.700 horas al año (si un curso anual tiene 60 créditos en total, las horas por créditos se extraen con una simple regla de tres).

Adicionalmente, casi todas las universidades españolas, han llegado al consenso de que 1crd ECTS supone 10 horas de actividad presencial del alumno con el profesor (bien sea en clases téoricas, prácticas o sesiones de problemas). Por lo tanto, el resto del tiempo el alumno lo puede/debe invertir en seminarios, asistencia a tutoría o trabajo autónomo.

Y parece que hasta aquí han llegado las ganas de hacer números. Desde hace tiempo estoy buscando una justificación sobre cuántas horas de dedicación del profesor debería representar 1 ECTS de «Encargo docente». Pero no he conseguido encontrar nada (bueno, hace un par de semanas encontré un artículo donde, de refilón, se comentaba el tema…. pero no lo anoté y ahora no puedo recuperarlo -el artículo comentaba que los alumnos no llegan a dedicar el 80% de las horas previstas por ECTS y daban datos de facultades de psicológia y otras titulaciones… pero no recuerdo ni siquiera si estaba escrito en castellano o en inglés-).

Es extraño pues el cálculo debería ser sencillo. Un profesor es un trabajador que dedica 1.700 horas al año. Debe impartir XX créditos si es tiempo completo… y saldrían fácil las horas que cada crédito representa. Como este cálculo no lo ha hecho nadie (al menos nadie que yo haya conseguido leer), me hace sospechar que la incógnita es, ¿cuántos créditos tendría que impartir al año un profesor a tiempo completo que sólo se dedicara a docencia?

No debe ser una cuestión sencilla. En la Universidad Española, que es la que mejor conozco, los profesores a tiempo completo tenemos que hacer mil funciones (docencia, gestión, investigación…). Es más, el incauto que se dedica SOLO y exclusivamente a la docencia no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir al sistema de acreditaciones y, a medio o largo plazo, desaparecerá de la universidad.

Hasta que encuentre una solución «oficial» a esta cuestión voy a hacer algunos números partiendo de ciertas suposiciones.

Suposición 1: al contratar a un profesor a tiempo completo sin capacidad docente se le suponen 33 créditos de docencia en la universidad española. Cuando se consigue el doctorado y una plaza docente e investigadora (como podría ser la de Titular de Universidad) , se pasa a 22 créditos. Puesto que no se puede conseguir pasar a TU sin hacer investigación, y sería un sin sentido que los docentes a tiempo completo no se dedicaran también a investigar para poder promocionar. Los 33 créditos que imparte un un profesor universitario a TC no pueden consumirle sus 1.700 horas de trabajo. ¿Cuanto tiempo tendrían que consumirle?  Voy a intentar responderlo haciendo una nueva suposición.

Suposición 2: consideremos que un funcionario estabilizado como Titular de Universidad deba dedicar el 50% de su tiempo a la docencia y el otro 50% a la investigación (si tiene que ocupar puestos de gestión, se le reconocen como descarga de dedicación docente y el supuesto sigue funcionando). En este caso, dispondría de 850 horas al año para docencia y otras tantas para investigar. En las 850 horas docentes debe impartir 22 créditos ECTS. Por lo tanto, cada crédito ECTS supone una carga de trabajo de 38.6 horas al profesor. 10 de esas horas las pasará en presencia del alumno y las otras 28 son las horas necesarias para corregir trabajos, preparar clases, evaluaciones, pasar notas, gestionar reservas de aulas y otras actividades necesarias para su docencia.

Si fuese cierto el supuesto 2, impartir un grupo de una asignatura de 5 créditos supondría al profesor 193 horas de trabajo.

¿Habré hecho una suposición correcta o el estatuto del profesorado indica cuántas horas corresponden a docencia y cuántas a investigación?

— una semana después—-

Las horas de trabajo anuales deberían ser en torno a 1725 horas/año ((52 semanas/año – 4 semanas de vacaciones – 2 semanas festivos)*37.5 horas/semana)

Revisando mis archivos he dado con el BORRADOR ESTATUTO DEL PERSONAL DOCENTE E
INVESTIGADOR DE LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS ESPAÑOLAS VERSIÓN PARA CONSULTA Mayo 2011

Supongo que la versión definitiva no habrá cambiado mucho respecto a lo que pego  a continuación.

Art. 14

6. La dedicación del profesorado universitario a tiempo completo se distribuirá de la
siguiente forma en su jornada laboral en cómputo anual:
a) El 80 por ciento para actividades docentes y de investigación y, en su caso, de
innovación y transferencia. Este porcentaje podrá ser reducido por actividades de dirección y
gestión, en los términos que establezca cada universidad.
b) El 20 por ciento restante se dedicará a actividades de formación continua que se
concreten en la asistencia a cursos y seminarios, reuniones y congresos científicos, y estancias
cortas en otras universidades, instituciones, empresas o centros de investigación, y otras que
faciliten o favorezcan sus funciones como profesor universitario y que cada interesado podrá
determinar libremente y justificar ante su universidad.

 8. La asignación máxima de horas a un profesor universitario para el desarrollo de
actividad docente básica será de 240 horas en cómputo anual. Se entiende por actividad docente
la prevista en los párrafos b), c), i) del artículo 9.2.
En el mismo caso anterior, la asignación de horas a un profesor universitario para el
desarrollo de la actividad docente complementaria será de un máximo de 180 horas en cómputo
anual Se entiende por actividad docente complementaria la prevista en los párrafos a), d), e), f),
g) y h) del artículo 9.2

 

Pues empecemos a hacer números.

De las 1.725 horas anuales, tenemos disponibles 1.380 horas (80%)  para tareas docentes y de investigación.

Primera reflexión.  La distribución de carga de trabajo para el PDI parece ser 66% Investigación y 33% Docencia

Aparentemente el Estatuto del PDI considera que el máximo de horas docentes anuales son 420 horas (240+180). Considerando el referente de 22 créditos ECTS anuales, que parece ser el habitual en la mayoría de universidades, cada ECTS puede suponer 19 horas de trabajo del profesor (10 horas presenciales con alumno y 9 horas de trabajo adicional «no presencial»).

De este modo se disponen de 960 horas al año para investigación y 345 horas para formación y desarrollo profesional. Si se dedican horas a gestión, se reducirán del encargo docente.

Segunda reflexión. Yo no lo debo estar haciendo muy bien, en primer lugar trabajo demasiado (entre 1.850 y 2.200 horas al año). En segundo lugar distribuyo mal las horas que dedico (40% docencia, 40% investigación, 20% gestión).

Conclusión: debo aprender a trabajar menos. Para ello me planteo como objetivos:

  1. Aprender a dar docencia de una calidad similar a la que doy ahora, pero invirtiendo como máximo 25 horas/ crédito
  2. Aprovechar las reducciones de gestión (ya basta de impartir 3-5 créditos ECTS al año por encima de lo que me toca tras las reducciones).
  3. Desvincularme paulatinamente de tareas de gestión.
  4. Mantener el nivel de horas trabajadas para investigación.

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un año y tres meses después (varios decretos, borradores y normas internas de por medio) tengo una respuesta más concreta a la pergunta: http://jamg.blogs.upv.es/?p=635

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Libertad de cátedra en una época confusa

Me da la sensación de que un grupo numeroso de profesores universitarios «temen» que sus indicadores de «calidad» bajen si no llegan al estándar de aprobados  que ha fijado su centro/universidad.

Supongo que la «libertad de cátedra» se inventó para evitar esta perversión… pero parece que se está quedando en «explica lo que quieras, y como quieras, pero que apruebe el 80% de los alumnos, sea como sea».

Para mí esto es peligroso, pues lo que debería ser es «explica lo que quieras, y como quieras, pero que APRENDA el 80% de los alumnos, sea como sea». Cambia una palabra, pero subyace  toda una filosofía diferente: aprender, esta relacionado con adquirir, como mínimo, todas las habilidades, conocimiento y actitudes, imprescindibles e irrenunciables , que tienen que conseguirse en la asignatura para no perjudicar la adquisición de las competencias que se quieren lograr con la titulación.

Si los indicadores de calidad de la institución están bien diseñados (y creo que los de mi universidad lo están), el uso de indicadores objetivos para medir la actuación docente de los profesores, jamás atentará contra la libertad de cátedra. Es posible que, en alguno de los apartados, puedas perder algún punto por actuar según tu conciencia… pero tendrás un montón de apartados adicionales, donde puedes compensar esas pérdidas sin perder la dignidad.

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¿Puedo ser un mando que dirija «sobre una sola nalga»?

Creo que vale la pena dedicar 20 minutos a escuchar esta charla, simplemente por sí misma o porque te guste la música clásica.

http://www.youtube.com/watch?v=71w-oasL6iQ&sns=em

Pero también puedes escucharla para reflexionar sobre temas como el papel de los mandos en las empresas, el  liderazgo, la implicación de los trabajadores, … y tu misión, visión y valores participando en cualquier proyecto (sea personal, social o profesional).

 

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Misión, visión y valores personales

Hace unas semanas propuse un ejercicio a mis alumnos de Grado en la titulación de Ingeniero de Organización Industrial.

Se trataba de que redactaran su misión, visión y valores personales como profesional de GIOI (a qué se quieren dedicar y cómo quieren ser dentro de 3-4 años).

Yo he hecho también este ejercicio y esta es mi propuesta:

Misión

Ayudar a cambiar el modo en que se perciben las Prácticas de Alta Implicación (HIWP) y las Practicas de Alto Rendimiento para Gestión de Operaciones (HPOMP) en las empresas. Fomentar el despliegue de esas prácticas en la base de la empresa, en aquellos contextos donde es adecuado hacerlo. Identificar modos de implantación y justificar científicamente los resultados obtenidos en dichos contextos. Uno de esos contextos será la docencia universitaria, donde la gestión participativa del aula se puede equiparar a las metodologías activas.

Visión

Realmente tendría que tener, como mínimo, tres visiones: una para investigación, otra para docencia (formar profesionales y formar investigadores) y otra para gestión.  Pues no consigo integrar las tres funciones en una sola visión.

De momento,  me centraré en mi visión relacionada con mi función como investigador.

Dentro de 5 años me veo como Catedrático de Universidad, escribiendo publicaciones científicas en revistas de impacto sobre el tema de HIWP, HPOMP en PYMEs. También publicaré en revistas científicas sobre metodologías activas en docencia de gestión de empresas y dirección de operaciones. Estas publicaciones serán fruto de diversos proyectos de investigación o investigación/acción para los que deberé conseguir fondos y colaboradores (creando una red de colegas científicos y directores de operaciones de empresas).

Dentro de 7-10 años me veo dando conferencias y escribiendo libros de divulgación científica para transmitir ideas, experiencias y anécdotas que ayuden a la sociedad a comprender los hallazgos realizados en investigación previa.

Valores

Constancia y resiliencia: firmeza y perseverancia del ánimo en las resoluciones y en los propósitos y capacidad para asumir y sobreponerme a períodos de desengaños, fracasos y situaciones límite. «lo logramos, porque no sabíamos que era imposible».

Trabajo en equipo:

Apertura y flexibilidad: polifacético, plural, transversal, múltiples métodos, múltiples fuentes.

Creatividad:  tener capacidad de cuestionarlo todo, incluso las prácticas tradicionales.

Humildad:

  • la verdad nunca está en posesión de un sólo punto de vista. «Tu verdad no; la verdad / y ven conmigo a buscarla. /La tuya, guárdatela.» -Antonio Machado
  • Soy un funcionario público y mi sueldo lo paga un albañil, un jornalero del campo, un operario de una cadena de montaje… con su contribución a los impuestos.

 

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Es que…. me gustan los pretextos

No sabría explicar muy bien como he llegado a esta entrada de blog («esque»), ni porqué la enlazo aquí… simplemente estaba pensando en que me da la impresión de que a un conjunto significativo de mis alumnos de los nuevos grados les gustan los pretextos… y, una de las cosas que tenemos que conseguir para convertirlos en Ingenieros de Organización Industrial, es dejar de lado los pretextos para poder trabajar sobre las causas de ineficiencia y resolverlas.

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