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Os comparto tres entradas leídas recientemente que me han parecido interesantes e inspiradoras
La experiencia de usuario y la transformación digital de las universidades (universidadsi.es)
El punto de referencia no es lo que estamos acostumbrados a hacer o lo que hacen otras universidades. Resulta que lo que viven nuestros usuarios/as en otros contextos (muy competitivos e innovadores) generan expectativas de como deberíamos ofrecerles los servicios nosotros.
Las personas, y especialmente los jóvenes, cada vez desarrollamos una mayor cultura de consumidor digital. Somos más exigentes con los servicios que recibimos y tendemos a trasladar rápidamente las mejoras que percibimos en unos servicios o ámbitos a otros, de tal forma que innovaciones en el modelo de relación de un banco que nos hace la vida más fácil y cómoda lo exigimos a una aerolínea o a un supermercado. Y la universidad se ve afectada por esta tendencia, de tal forma que para que sus estudiantes estén satisfechos, cosa muy deseada en tiempos de competencia por el estudiante y fidelización de los graduados, debe desarrollar nuevas estrategias de relación con los estudiantes (y con los profesores). Esos nuevos modelos de relación deben verse de forma integral como el desarrollo de una adecuada “experiencia de usuario”
Reflexiones estivales sobre la universidad en el metaverso – Universidad, sí (universidadsi.es)
¿estamos hablando de Metaverse o de Metaworse?
Está claro que no es imprescindible el metaverso para ofrecer experiencias educativas inmersivas. Y con carácter general, tengo mis dudas de su necesidad en el mundo de la educación. De momento hay muchas cosas antes por hacer, pero no me cierro a explorar sus posibilidades.
Si nos centramos en automatizar lo actual, sin repensar los procesos, no hay ninguna mejora (y es más que probable que empeoremos globalmente porque desequilibramos las cargas de trabajo)
Es decir, mientras que la digitalización busca implementar herramientas o tecnologías específicas para digitalizar un elemento concreto de la institución, la transformación digital debe proponer un enfoque estratégico para conectar personas, procesos y tecnología con el fin de impulsar un cambio
Juan A. Marin-Garcia
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Hay muchas definiciones de estos conceptos que se entrelazan y dificultan el diferenciarlos con claridad.
De momento, yo me quedo con estas definiciones que da Gairín (2009) en sus páginas 15 a 17. Si en el futuro encuentro alguna mejor ya actualizaré la entrada:
Objetivos: afirmaciones relativas a la docencia, redactadas desde el punto de vista de aquello que intentará cubrir el profesorado con un determinado bloque de aprendizaje (módulo, materia, asignatura, etc.). Están escritos desde el punto de vista del profesor. Pueden incluir conocimientos y habilidades de manera aislada.
Resultados de aprendizaje: afirmaciones sobre las que se espera que un estudiante pueda conocer, comprender y ser capaz de demostrar después de haber completado un proceso de aprendizaje (módulo, asignatura, materia, curso, etc.). Se centran en lo que el estudiante ha alcanzado en vez de en cuáles son las intenciones del profesor. Se centran en aquello que puede demostrar el estudiante al finalizar la actividad de aprendizaje. Pueden incluir conocimientos y habilidades aisladamente. De la misma manera que los objetivos, se pueden describir al finalizar cualquier unidad (módulo, asignatura, etc.)
Competencias: implican el uso integrado de conocimientos, habilidades y actitudes en la acción. Por su naturaleza, solo se podrán alcanzar en estadios finales del proceso educativo (prácticum, trabajo final de estudios, etc.)
Gairín, J. Ed. (2009) “Guía para la evaluación de competencias en el área de Ciencias Sociales.” Barcelona,: Agència per a la Qualitat del Sistema Universitari de Catalunya. Accesible en: http://www.aqu.cat/doc/doc_14646947_1.pdf
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1.- por que la gente se resiste a usar una aplicación corporativa de mensajería de entornos profesionales (en nuestro caso TEAMS), cuando tiene grandes ventajas (de seguridad, de privacidad, de LOPDP, de estructuración y recuperación de contenidos…) frente a whatsapps u otras alternativas pensadas para el uso privado o lúdico (cuando lo tienes en el mismo móvil, con notificaciones pushup y todas esas cosas que tiene cualquier mensajería instantánea… Y encima tu organización está pagando por ello)
2 por qué la gente no se redirige las cuentas de correo corporativas al buzón de correo donde les guste leer los mensajes, en lugar de quejarse de que no le mandan las notificaciones oficiales o intentar que manualmente le hagan copia especial para el/ella a su cuenta personal, o a algún alias que prefiera.
3 por qué ¿a veces? el protocolo es más importante que el sentido común o la eficiencia. Por ejemplo, porqué no puede ser presidente-a de una reunión la persona más adecuada si en la reunión hay un vocal de mayor rango o antigüedad. ¿Será que el habito (o los galones) hace al monje? al contrario de lo que la sabiduría popular siempre nos ha dicho
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Llevo un mes en el cargo de Director de Area de Transformación Digital en la UPV. Una de mis metas es cerrar el mes de julio teniendo claras las lineas de trabajo que van a ser prioritarias para mi en los próximos 4 años.
Me he basado en una enfoque de OKR, aprovechando que me metí en esta dinámica hace poco más de un mes (mas información aquí). Aunque he involucrado de manera informal a gente del equipo en la definición y escritura de estos objetivos, me gustaría abrir una ventana de “exposición publica” para poder ir recogiendo opiniones y acabar de perfilar las principales lineas de trabajo de mi contribución en este puesto.
A partir de ahí, me planteare “objetivos asignados” cada trimestre y “resultados clave” para su trazabilidad. Ya tengo un piloto para el periodo junio-julio (pero desarrollado sin consulta con mi equipo, de modo que solo es un banco de pruebas)
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Sin duda, los servicios de biblioteca de tu universidad te pueden asesorar con todo detalle sobre este punto.
Pero si quieres una respuesta rápida, aprovecho que me han estado preguntando algunas personas conocidas y pego en público lo que les he contado en privado.
Como cada revista elige un sistema mas o menos restrictivo, y no siempre es fácil localizarlo en sus páginas web, creo que la opción más rápida de consulta es ir a que puedes consultar en https://v2.sherpa.ac.uk/romeo/
Desde el punto de vista práctico hay tres tipos de documentos (realmente hay más pero para simplificar, lo dejo en tres) sobre los que pueden ejercer copyright -independientemente de que los hayas maquetado tu 😉 –
a) Published version (versión editorial): el documento tal como se publica, maquetado con el formato, logos etc de la revista. por extensión también incluye galeradas previas o lo que se publica definitivo
b) Accepted version: un documento (tanto si el aspecto formal es una plantilla de la revista como si no hay logos ni maquetación tipo lo que saldrá publicado) que ha pasado el proceso de revisión y hay sido “mejorado” gracias al “trabajo” de la revista.
c) Submitted version: lo que tu mandas a la revista en el primer envío y que es de los autores-as, sin ninguna aportación de nadie más (ojo, quitando la plantilla con logos y estilo de la revista. Es decir, copiado el texto a un fichero que no te haya dado la revista).
La “submitted version” es siempre distribuible, ninguna revista puede exigirte nada de esto (no tienen el Copyright cedido de eso jamás). Ojo, que muchas veces hacemos de maquetadores y lo que mandamos en primera instancia es sobre una plantilla de la revista… si es así pasa a ser un híbrido que se regiría por los permisos de “accepted version”.
La mayoría de revisas te dejan difundir en open el “accepted version” -sin logos ni nada de eso- pero tras un periodo de embargo (que depende de cada revista).
Resumiendo, para cumplir con financiación de EU, si no quieres calentarte la cabeza comparte b) (pero sin logos ni maquetacion parecida a la revista). Siempre que sea en un repositorio no comercial no creo que nadie vaya a comprobar si era la de primer envio o la que modificaste tras revisiones ni te vayan a penaliza por eso. Si quieres ser muy purista, comparte c) (si eres capaz de localizar ese fichero tras las 4 o 5 versiones modificadas que habrás tenido que hacer..). En el fondo yo opto siempre por b) porque me parece un absurdo total todo este proceso: si lo has mandado a una revista te lo han rechazado tras revisión y has vuelto a escribirlo y lo has mandado a otra ¿que deberías poder subir en abierto? ¿la primera primerísima versión, que seguramente era inadecuada? ¿la que has mandado a la segunda revista gracias al trabajo de la primera -que no se como una rosca de atribuciones-? En fin, que yo solo acepto que la revista está reteniendo derechos por su imagen de marca (published version). Todo lo demás es trabajo científico hecho por personas que dedican su tiempo para hacer crecer la ciencia. Punto.
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Hay dos cosas en mi trabajo para las que necesito unas aplicaciones de dibujo con ciertas prestaciones (algo más que un powerpoint o un visio, que van bien para diagramas, pero no son muy eficientes para otros tipos de representaciones).
Una de ellas son los “cartoon abstract” con los que pretendo difundir mis trabajos de investigación, en linea con mi propuesta de difusión de ciencia en 5 fases (https://doi.org/10.4995/wpom.11755).
La otra es para mis recursos docentes (a veces los que uso en mis sesiones “cara a cara” y otras para los videos didácticos que grabo)
Las principales funciones que necesito son (no están en orden de importancia):
Algunas de las aplicaciones que he tanteado. Todas ellas tienen capas:
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usando el bloque de párrafos (no el de PÁRRAFO CLÁSICO). Es compatible con la transformación de múltiples bloques de párrafo, imagen, tabla, lista, cita, HTML personalizado y la mayoría de los demás bloques.
Si hago un párrafo clásico, no puedo pegar imagen de portapales pero tengo todos los menús gráficos para configurar
Pero si el bloque es PÁRRAFO , entonces si que puedo pegar la imagen desde el portapapeles, pero tengo muy pocas opciones de formateo en el menu
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Esta semana he completado una actividad con mis alumnos del master MUGESP en la UPV.
Se trataba de reflexionar sobre la utilidad de los tableros virtuales (gestores de tarea) para ayudar al funcionamiento de grupos de trabajo y, de paso comparar Trello y Planner en su capacidad para realizar una serie de funciones que son habituales en el trabajo en grupo (al menos en los grupos que yo trabajo necesito con frecuencia este tipo de funciones).
Esta es la lista que cosas que hemos hecho en cada plataforma (la mayoría de las personas solo han usado Planner, unos pocos han usado Planner y Trello)
Y estos son los resultados de comparación donde Trello sale ganador:
Y estos son los resultados de Planner desglosados por funciones (se puede ver que hay cosas que no hace demasiado bien)
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#remoto #remote #hybrid #híbrido #learning #universidad #highereducation
Soy consciente de que cualquier reflexión basada en una auto-etnografía no se puede generalizar ni considerarse representativa de nada. Simplemente manifiesta una situación que se da en un contexto determinado y puede dar juego a una nueva forma de pensar o abordar los problemas. Hecha esta apreciación, que creo que es importante, os voy a contar mi experiencia con las formas de impartición de docencia universitaria que se ha puesto de moda debido a la continuidad de la pandemia COVID-19.
Supongo que ya sabrás que se han planteado varios tipos de “escenarios” docentes para las sesiones de aula o laboratorio o evaluación (las tutorias, al menos en todos los casos que conozco, se han pasado a remoto síncrono individualizado):
Para el tipo de docencia que yo hago y los objetivos de aprendizaje que incluyo en mis asignaturas no hay más opciones posibles. La presencialidad “normal” está descartada y otras opciones como la docencia inversa (blended, flip) no es más que una SECUENCIA juiciosamente elegida de síncrono (en cualquier formato) y asíncrono. No se solapan, se alternan para aprovechar lo mejor de cada opción en función de los objetivos de aprendizaje y las restricciones del momento. Me resisto a usar el término docencia híbrida (hybrid learning) pues creo que cada uno entiende y usa este término de modo diferente. Para algunos no es más que un sinónimo de blended (https://sites.psu.edu/hybridlearning/what-is-hybrid/). Para otros, parece que es sinónimo de lo que yo he llamado síncrono dual (https://www.owllabs.com/blog/hybrid-learning y otras muchas páginas que podéis encontrar si buscáis en google). Pero cuando lees con detalle lo que ponen aparecen incongruencias, porque empiezan definiendo una cosa (síncrono dual), pero cuando te explican como aplicarlo, en el fondo, están hablando de un blended (donde separas qué parte de los objetivos trabajas en presencial y qué parte trabajas en remoto síncrono o asíncrono).
Os he comentado que no hay más opciones, pero tampoco hay menos. Para mi cada una de las cuatro modalidades tiene unos condicionantes que hace que no pueda utilizar un diseño de sesión preparado para una modalidad cuando me obligan a cambiar de modalidad (cada modo de impartición tiene unos tiempos de cambio). Ninguna de ellas es absolutamente mejor que las otras. Todas tienen ventajas e inconvenientes. Una presencialidad capada impide hacer muchas dinámicas que impliquen compartir objetos o fomenten el contacto entre personas, pero mantiene parte del espíritu de la docencia presencial y la posibilidad de networking entre el alumnado.
La aplicación que disponemos para remoto en mi universidad (Microsoft Teams) funciona muy bien para trabajar en un solo grupo durante toda la sesión. Pero es tremendamente limitada a la hora de crear subgrupos en una sesión o tener que moverte entre grupos o recursos. Además, estar con la mirada fija en la pantalla durante muchas horas al día puede ser agotador para algunas personas. También se pierde mucho lenguaje no verbal y todas las tareas se hacen más lentas (he estimado que hay que invertir en torno a un 25%-30% más de tiempo debido a las ineficiencias de comunicación remota). Sin embargo, el remoto síncrono evita desplazamientos y permite un entorno con cierta riqueza para el aprendizaje aunque haya confinamientos preventivos o cuarentenas.
El remoto asíncrono tiene la pega de estar enlatado y parecer más frío y carecer del feedback inmediato. También exige una barbaridad de horas en la preparación de los materiales y el diseño del flujo de aprendizaje. Sin embargo, es muy robusto (no dependes de fallos puntuales de conexión o tecnología), permite tener un entorno estable, predecible y equitativo (todo el alumnado tiene garantizada exactamente la misma experiencia de aprendizaje aunque no disponga de muchos recursos). También permite mucha flexibilidad al alumnado para compaginar con otras restricciones personales (de horario o de compartir ordenadores con otras personas del núcleo familiar).
En cuanto al síncrono dual, no he sido capaz de encontrarle ninguna ventaja ( y eso que no es nuevo para mi. Ya lo experimenté hace tres años en una situación privilegiada: pocos alumnos, mucha tecnología, personal de apoyo para trazar el chat… tiempo para preparar las cosas. El alumnado rechazo esa modalidad por considerarla muchísimo peor que otras opciones). Creo que al juntar el presencial y el remoto, a la vez, solo consigue aumentar los inconvenientes de cada uno pero no aporta ninguna ventaja a ninguna de esas dos modalidades. Obviamente, si a los que están en clase les das una sesión adaptada a presencial y a los que están en casa les pones tareas asíncronas (para no tener que estar pendiente de ellos durante la sesión) y luego juntas a ambos en los 30 minutos finales para hacer una sesión de dudas y preguntas, realmente lo único que haces dual son esos 30 minutos. La pega es que tienes que invertir tiempo en diseñarlo dos veces todo el resto de la sesión (para el presencial y para el asincrono).
Ya os he dicho que esto es una reflexión auto-etnográfica. Quizás os choque tanta “inflexibilidad” por mi parte o que diseñe para una modalidad equivocada de impartición. Pero esa es mi realidad. En primer lugar he decidido (desde hace 20 años) que no voy a impartir “conferencias” en mis sesiones. No tengo nada en contra de las conferencias (lectures o lecciones magistrales), me encanta asistir a algunas de ellas y, en entornos distintos a mi encargo docente, suelo impartir conferencias en las que disfruto mucho (y quiero pensar que las personas que asisten también disfrutan). Sin embargo, para el encargo docente que tengo en mi universidad llegué hace tiempo a la conclusión de que podía grabar mis conferencias en video sin que se perdiera mucho de su esencia, y así poder invertir el tiempo de las sesiones en otras tareas que potenciaran aún más el aprendizaje del alumnado. Es decir usaba blended learning mucho antes de saber que eso tenía un nombre. Y lo sigo usando y creo que es un pilar esencial en mi docencia.
En segundo lugar, en mi universidad es imposible saber qué tipo de modalidad de impartición tenemos que seguir cada semana (a veces cada día). No es algo que pueda decidir yo libremente. El modo en que tengo que “entregar” las sesiones está marcado por la dirección del centro. Y nos informan con unos días (cuando hay suerte) o unas horas de antelación. Por ejemplo, si una persona entra en cuarentena forzosa y avisa 10 minutos antes de la sesión de clase, esa clase se debe impartir en modalidad síncrona dual. O si se decide cerrar toda la universidad al alumnado durante dos semanas, entonces se debe pasar forzosamente a remoto síncrono. Mi universidad ha decidido que no podemos optar por remoto asíncrono bajo ninguna circunstancia -salvo alguna excepción justificada para prácticas de laboratorio informático-. De hecho, estamos obligados a usar aplicaciones de control de asistencia (que en el fondo es un control para comprobar que estamos “delante” del alumnado las x horas que por POD debemos estar “delante” de ellos-as).
Obviamente una opción de protegerse contra esa “sorpresa” es diseñar las sesiones de clase por cuadruplicado (un diseño para cada modo de instrucción, de modo que puedo usar el que toque en función de la necesidad de cada día). Pero eso tiene un coste en horas de preparación tremendo. Desde hace muchos años llevo un seguimiento de todo el tiempo que invierto en mi trabajo (al principio me diseñé una base de datos, desde hace años uso la aplicación Jira-Client para hacer el seguimiento de horas y tareas). De modo que puedo ofreceros unos datos fiables de lo que a mi me cuesta adaptar las sesiones de clase. Los datos que os presento son los que he recogido y procesado desde junio hasta hoy. En este periodo he tenido que adaptar sesiones de clase que ya tenia creadas para presencial “normal” (no son nuevas clases, es algo que ya tenía montado y probado) para ajustarlas a los cuatro modelos de instrucción. La cifras son por cada hora de clase impartida:
¿Es posible dar una docencia de calidad en entorno COVID? Si, sin duda. No tenemos una limitación tecnológica (y, en mi caso, tampoco de experiencia con diferentes plataformas) como para acompañar al alumnado en su proceso de aprendizaje con total garantías.Es solo cuestión de tiempo de preparación. Mucho tiempo. Y, por lo menos en mi caso, no es posible cambiar de un modo a otro sin volver a gastar tiempo. Cualquier persona que se dedica a gestión de operaciones sabe que no puedes programar la entrega de un servicio sin tener en cuenta los tiempos de cambio pues condicionan completamente la capacidad de tus recursos.
El problema, para mi (con clases los lunes y los martes, más algún jueves o viernes), es que en junio te digan que las clases van a ser todas presenciales capadas y que diseñes tu docencia para ese escenario, que si cambia ya te avisarán. Que en septiembre te confirme que será presencial. Que el viernes de la segunda semana de clase te digan que se vuelve a confirmar la docencia presencial, que el domingo te veas en la web que la docencia pasa a remoto hasta nuevo aviso. Que dos semanas después, el viernes te digan que se retoma el presencial capada, pero el lunes a las 12:00 te digan que la clase que tienes a las 16:00 tendrá a la mitad de los alumnos en remoto y la otra mitad en presencial…
Todos sabíamos en junio que este curso iba a ser así. Yo, al menos, tenía la absoluta certeza de que las cosas serían de este modo -o peor- y así lo transmití en todas las reuniones y órganos en los que estuve presente: comisiones académicas de titulo, consejos de departamento, comisiones de centro y comisiones de calidad docente de la universidad. Hubiese agradecido que me dejaran cerrar un modo de impartición robusto y a prueba de COVID.
De este modo hubiera aplicado el proceso que describía aquí, inspirado en SMED . Ya tenía desplegado todos mis objetivos de aprendizaje en base a su viabilidad y coste de adaptación, había separado las actividades internas y externas y el resulatado era un blended con un 80% asíncrono y hubiera dejado un 20% para actividades síncronas -presenciales si lo permitían las circunstancias o remoto sincrono- y reforzado las tutorías a demanda semanales con el alumnado. Es cierto que se pierde aprendizaje si se compara este esquema con una presencialidad normal o incluso una presencialidad capada. Pero comparado con el desbarajuste de un síncrono dual, se hubiera ganado no solo aprendizaje, sino también en tranquilidad.
PD: arquetipos de modelos de docencia según UNESCO&mcKinsey(2020 june)COVID-19 response – Hybrid learning as a key element in ensuring continued learning 373767eng.pdf
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