1) Trabajando en equipo en entornos presenciales, remotos e híbridos: Enlace a inscripción (disponible desde diciembre 2022-) 2) Liderazgo de equipos remotos: Enlace a inscripción (disponible desde noviembre 2022 -inicio curso marzo 2023-) 3) Habilidades de Comunicación interpersonal adaptada a equipos remotos: Enlace a inscripción (disponible desde noviembre 2022 -inicio curso mayo 2023-)
(versiones en inglés a partir de noviembre 2023)
Las competencias transversales (soft skills) son esenciales en prácticamente todos los puestos de trabajo actuales y complementan a las competencias técnicas (hard skills) para construir un perfil exitoso de las personas que abanderan/representan el talento de una organización. Para este programa hemos seleccionado un conjunto de tres competencias transversales cruciales (Trabajar en equipo, Influir positivamente en el comportamiento de las personas del equipo y comunicarse de manera efectiva con ellas). Este programa proporciona habilidades para trabajar en equipo en un entorno remoto, algo que ya es habitual en todas las instituciones y empresas y que cada vez lo será más.
Se sabe mucho sobre cómo usar estas competencias en entornos presenciales (y edX tiene ya moocs de esto). Sin embargo , existe un hueco en formación sobre cómo adaptar los comportamientos esenciales en cada competencia cuando el equipo trabaja remotamente.
Hay muchas definiciones de estos conceptos que se entrelazan y dificultan el diferenciarlos con claridad.
De momento, yo me quedo con estas definiciones que da Gairín (2009) en sus páginas 15 a 17. Si en el futuro encuentro alguna mejor ya actualizaré la entrada:
Objetivos: afirmaciones relativas a la docencia, redactadas desde el punto de vista de aquello que intentará cubrir el profesorado con un determinado bloque de aprendizaje (módulo, materia, asignatura, etc.). Están escritos desde el punto de vista del profesor. Pueden incluir conocimientos y habilidades de manera aislada.
Resultados de aprendizaje: afirmaciones sobre las que se espera que un estudiante pueda conocer, comprender y ser capaz de demostrar después de haber completado un proceso de aprendizaje (módulo, asignatura, materia, curso, etc.). Se centran en lo que el estudiante ha alcanzado en vez de en cuáles son las intenciones del profesor. Se centran en aquello que puede demostrar el estudiante al finalizar la actividad de aprendizaje. Pueden incluir conocimientos y habilidades aisladamente. De la misma manera que los objetivos, se pueden describir al finalizar cualquier unidad (módulo, asignatura, etc.)
Competencias: implican el uso integrado de conocimientos, habilidades y actitudes en la acción. Por su naturaleza, solo se podrán alcanzar en estadios finales del proceso educativo (prácticum, trabajo final de estudios, etc.)
Gairín, J. Ed. (2009) “Guía para la evaluación de competencias en el área de Ciencias Sociales.” Barcelona,: Agència per a la Qualitat del Sistema Universitari de Catalunya. Accesible en: http://www.aqu.cat/doc/doc_14646947_1.pdf
He empezado a leer una entrevista a Hector Ruiz porque el titulo me resultaba extraño. Parecía ir en contra del modo en que a mi me gusta aprender las cosas (que es una derivación del metodo EPLER: Exploración, Preguntar, Lectura, Esquema, Repaso) y que siempre me ha parecido muy efectivo. Luego he visto que el artículo va justo en la linea contraría de lo que parecía (he estado a punto de no leerlo por un titular tan desacertado, y hubiera sido una pena).
Resalto algunas cosa que me gustaría recordar en el futuro:
leer, copiar, o incluso dibujar o hacer esquemas con “el libro delante” nos da familiaridad con el contenido, no suenan las cosas pero luego no sabemos explicarlas. Lo que es eficaz es hacer el esquema o resumen o contarselo a alguien o hacer una caricatura con lo que recuedas (no mirando el libro), de este modo fijamos los conocimientos
Hay que “esponjar” el aprendizaje. Dejar reposar, e incluso olvidar cosas accesorias, y volver a los conocimientos o hablidades despues de unos días u horas de descanso. Por ejemplo, solo acabo recordando las cosas de R o Python que he reutilizado tras unas semanas o meses, donde casi he olvidado todo y tengo que retomarlo de nuevo. Recuerdo que un día lo sabía hacer pero no me acuerdo exactamente de todos los detalles. Poco a poco voy consolidando el aprendizaje
El lenguaje (de todos los tipos, grafico, textual, musical, numérico) es esencial para el aprensizaje. Cuanto mas “vocabulario” manejamos más podemos aprender. Aprendemos conectando información. Si no hay mucha base cuesta más conectar la nueva información
La memoria es específica. Entrenar uno de sus múltiples “musculos” te ayuda a ser mejor en eso, pero no te sirve para otras funciones. “Hay un experimento de Erikson muy famoso en psicología, sobre un hombre que, a base de practicar, fue capaz de repetir 79 cifras de números seguidos. Pero cuando se le pidió que repitiese una combinación de letras, no pudo”
La emoción intensa ayuda a la memoria episódica, pero seguramente perjudica a la memoria semántica. La segunda requiere de reflexión, las emocions intensas no ayudan a reflexionar. Quizás esto se conecte de alguna modo con la “inteligencia ejecutiva” de J.A. Marina (resumen aquí) o con los dos modos de pensar que sugiere Kahneman (tengo que revisarlo con calma). Esto implica que tenemos que “reflexionar” muy bien qué buscamos con la “ludificación” en las aulas y hasta donde debemos llegar. Me encanta lo de que “lo importante es que una clase sea interesante, no divertida”. Siempre he dicho que si la diversión fuese lo importante estaría perdiendo dinero por no dedicarme al “club de la comedia”
Os dejo un fragmento de la entrevista y el enlace para que la leaís entera si os apetece.
“¿Las emociones ayudan a recordar mejor lo que se aprende en clase?
No exactamente. Recordamos mejor aquellos episodios de intensidad emocional, tanto positiva como negativa, pero extrapolar esto al aprendizaje en la escuela, a que hay que hacer actividades emocionantes para promover aprendizajes más duraderos, es un error. Hay que tener en cuenta que tenemos diversos tipos de memoria, no solo uno. En este caso vamos a hablar de dos. Por un lado tenemos la memoria episódica o autobiográfica, que es aquella que registra los recuerdos de nuestra vida diaria, información asociada a nuestras vivencias, ya sean detalles tan rutinarios como qué cenamos ayer u otros más relevantes, y que sí se ve influenciada por las emociones. Y por otro lado tenemos la memoria semántica, donde está todo lo que sabemos sobre el mundo y que no depende de una experiencia concreta, es decir, no depende de las emociones.
Porque una actividad en clase sea emocionante, no vas a conseguir que los alumnos se acuerden del contenido, sino de lo que pasó en la clase ese día. De hecho, despertar las emociones puede provocar el efecto contrario: que olvides el contenido porque sólo recuerdas las emoción que te despertó. Para que sea eficaz, el aprendizaje semántico requiere de procesos pausados y reflexivos, y las emociones no ayudan a reflexionar. Esto no quiere decir que las emociones no sean importantes para aprender, porque influyen en la motivación, que es un impulso emocional y te lleva a hacer los esfuerzos necesarios para conseguirlo. Pero hay que saber regularlas. Digamos que lo importante es que una clase sea interesante, no divertida, y que los errores no sean vistos como un estigma sino como una parte del aprendizaje.” (https://www.eldiario.es/nidos/hector-ruiz-neuropsicologo-repetir-releer-texto-subrayarlo-esquematizarlo-mirando-apuntes-no-son-tecnicas-eficaces-estudio_128_6644868.html)
Yo estuve buscando simuladores hace años y acabé desistiendo porque casi todos tenían un enfoque que no me encajaba (mucho comercial, mucho finanzas. Casi nada de decisiones productivas o de gestión de recursos humanos -que es lo que me interesaba por mis contenidos de asignaturas-). De vez en cuando sigo dando un vistazo pero me parece que no han avanzado en la linea que me interesa (que los estudiantes puedan aplicar los contenidos de MIS asignaturas y no los de otras asignaturas).
He visto algunos simuladores que ofrecen empresa (creo que mas vinculadas al desarrollo de contenidos multimedia que a la formación) y, me da la impresión, que se parece a los juegos FIFA NBA y similares: tienes un presupuesto que amplias ganando partidas y con eso construyes tu equipo de jugadores… si eso lo trasladáramos a que reclutas a tu equipo de colaboradores en la empresa contratando por competencias y consiguiendo clientes resolviendo problemas “reales” tendríamos el simulador con el que sueño (y nadie hace/ofrece). Estaría relacionado con la “evaluación auténtica”. Es lo que intento hacer mis asignaturas pero a través de casos y dinámicas de rol (que es la parte low cost de esta “gamificación”). Es decir, tengo parte del guion y tengo las tareas/decisiones, pero no uso una ambientación potente (orquestada con un software que genere un entorno virtual que simule un espacio de trabajo).
Esto lo completo con dinámicas. Pero, para mi, las dinámicas entran dentro de otro contexto de intervenciones. Tienen unos objetivos muy concretos -romper el hielo, ayudar a la motivación o retención de una experiencia….- pero no aspiran a generar un aprendizaje por si solas, son solo una palanca para que se produzca el esfuerzo necesario para el aprendizaje.
Como reflexión adicional, no me creo el aprendizaje sin esfuerzo. Cuando escucho a alguien proponer “vas a aprender sin esfuerzo”, a mi siempre me “echa para atrás”. Porque no creo que sin esfuerzo pueda pasar de un aprendizaje superficial.
Considero que el aprendizaje requiere tiempo y esfuerzo. Cuanto más complejo y profundo el aprendizaje, más tiempo y más esfuerzo. Pero, para mi, el esfuerzo no está reñido con disfrutar. Al contrario. Cuanto más tiempo y esfuerzo he dedicado a ser competente en algo, más he disfrutado. Tanto del proceso de aprender como del resultado que logro tras esos aprendizajes (para lo que uso esos aprendizajes). Me daba lo mismo que fuese aprender habilidades de Rugby, que aprender a usar R para resolver un algoritmo de optimización, o ser capaz de hacer una descripción de puestos de trabajo con una metodología concreta… Quizás la cuestión clave es si a nuestros estudiantes les apasiona alguna profesión vinculada a lo que están estudiando…Quizás el problema es que tengamos un perdida de vocaciones y, para encubrirlo, pongamos por delante el distraerles en lugar de educarles.
Lo primero que voy a hacer es acotar el contexto. Quizás no es lo mismo usar una aplicacion que otra (pues quizás no compriman igual el video o tengan otras particularidades). De modo que dejo claro desde el principio que los datos que ofrezco aquí son para MS TEAMS y los he tomado con un ordenador W10 usando la aplicación de escritorio (en tablet/telefono parece que salen unos resultados parecidos -basándome en el consumo total de mb de datos de una videoconferencia- pero no los he medido segundo a segundo).
He aprovechado una reunión con 5 personas para ver cual es la demanda de red en diferentes escenarios.
El primero es cuando las cinco cámaras de video de los participantes están conectadas (la mia y las de las otras 4 personas). No cambia mucho cuando otra personas se pone a compartir un documento. En principio si lo que se muestra en pantalla se “mueve” el consumo en recepción (bajada) está entre 1,5 y 4 mbps. Da lo mismo que se mueva la cara de una persona, la cara de 5 personas o un video que estás compartiendo. El consumo en bajada es por debajo de 4mbps.
Si en lugar de video animado se comparte una foto estática (porque se apagan las cámaras o se comparte una pantalla sin apenas movimiento) el consumo de bajada está en torno a 1mbps.
Si dejo de compartir mi cámara web y hablo por el micro, el consumo en emisión(subida) está por debajo de los 100kbps. Si en lugar de cámara web comparto una pantalla sin apenas movimiento sospecho (no lo he probado) que mi consumo de subida se quedará en torno a 1mbps.
Si apago cámara y micro y no comparto pantalla, mi consumo de subida se queda prácticamente en nada).
Si todas las personas apagan sus cámaras y nadie comparte pantalla no sé como quedará el consumo de bajada. No lo he probado, pero sospecho que serán dos opciones:
a) (creo que es la mas probable). Más o menos 1mbps (el transmitir una señal de video estática que son los logos de los participantes más el sonido de la reunión). Es decir, que daría lo mismo que uno compartiera pantalla o que solo se viera el panel de círculos sobre fondo gris con los participantes. Creo que es lo más probable porque en el fondo esos logos grises están ligeramente animados (se resaltan cuando alguien habla, cambían de orden… es decir son una señal de vídeo dinámica).
b) se quedará en torno a 100kb (el audio) porque lo que muestra la pantalla no es una señal de video bajada sino los logos de los participantes en estático.
Como conclusión. En el “mejor” de los casos, una reunión TEAMS de 20 minutos consumirá unos 150MB de datos si todos tienen las cámaras apagadas y se comparte audio y una pantalla estática (1mbps son 0.125 MB cada segundo). Pasarán a ser cerca de 250MB si se comparten las cámaras.
Por lo tanto, si no importa el consumo de MB total de la sesión (no estas usando bono de datos sino una conexión de WIFI sin limitación de consumo periódico), la conexión de todas las personas con cámara web no debería ser un problema si tienes red de 5 mbps o más en cualquiera de los sentidos -subida o bajada-. TEAMS, como mucho, va a consumirte 2 mbps de subida y 2 mbps de bajada. De modo que no vas a experimentar saturación (salvo que estés al mismo tiempo con otras aplicaciones que consuman recursos de red).
Esta semana he completado una actividad con mis alumnos del master MUGESP en la UPV.
Se trataba de reflexionar sobre la utilidad de los tableros virtuales (gestores de tarea) para ayudar al funcionamiento de grupos de trabajo y, de paso comparar Trello y Planner en su capacidad para realizar una serie de funciones que son habituales en el trabajo en grupo (al menos en los grupos que yo trabajo necesito con frecuencia este tipo de funciones).
Esta es la lista que cosas que hemos hecho en cada plataforma (la mayoría de las personas solo han usado Planner, unos pocos han usado Planner y Trello)
Crear una tarjeta para cada ítem de esta lista. Las creas como “pendiente” (“to do”) y a algunas de ellas le asignas un día de ESTA semana como fecha tope
Asígnarte como “responsable” en cada tarjeta que CREAS (toda tarjeta que crees debes asignártela a ti) (se puede asignar a varias personas pero para no liar, ahora solo nos la vamos a asignar al que la crea)
Reordenar tarjetas en un carril o muévelas de carril (es como un diagrama de afinidad)
Adjuntar un fichero a una tarjeta
Hacer una listas de subtareas en UNA tarjeta. Una de las subtareas se denominará “6. Convertir alguno de los ítems de la lista de subtareas a tarjetas”
Convertir alguno de los ítems de la lista de subtareas en tarjetas
Reordenar los ítems de una lista de subtareas dentro de una tarjeta
Incluirte en el seguimiento de los cambios en alguna o todas las tarjetas sin tenerla asignada
Mencionar a una persona en la descripción de la tarjeta o comentarios y que les llegue una notificación personal (si tienen configurada las notificaciones)
Vincular una tarjeta a otra (meter un enlace que te haga pasar de una a otra en la descripción o en los comentarios)
Mostrar las tarjetas en un calendario para ver el vencimiento
Filtrar las tarjetas por persona asignada, etiqueta u otros criterios
Votar varias de las tarjetas (que reciban puntos o “likes”)
Reordenar o filtrar las tarjetas en base a los votos recibidos
Copiar una tarjeta dentro del mismo equipo/Tablero y copiar en otros equipos/tableros (donde haya otros participantes)
Encontrar un tarjeta que tenga una palabra en la descripción o este asignada a una persona o cualquier otro valor introducido en algún campo del detalle de la tarjeta
Crear plantillas de tableros o tareas que se puedan reutilizar fácil (parecido a copiar pero solo precargados los campos con un valor por defecto personalizado)
Quitar añadir personas al “tablero” (board) (sin eliminarlas o añadirlas a otros tablero u otros sitios)
Pegar, desde el portapapeles, una imagen en la descripción o comentarios
Y estos son los resultados de comparación donde Trello sale ganador:
Y estos son los resultados de Planner desglosados por funciones (se puede ver que hay cosas que no hace demasiado bien)
Soy consciente de que cualquier reflexión basada en una auto-etnografía no se puede generalizar ni considerarse representativa de nada. Simplemente manifiesta una situación que se da en un contexto determinado y puede dar juego a una nueva forma de pensar o abordar los problemas. Hecha esta apreciación, que creo que es importante, os voy a contar mi experiencia con las formas de impartición de docencia universitaria que se ha puesto de moda debido a la continuidad de la pandemia COVID-19.
Supongo que ya sabrás que se han planteado varios tipos de “escenarios” docentes para las sesiones de aula o laboratorio o evaluación (las tutorias, al menos en todos los casos que conozco, se han pasado a remoto síncrono individualizado):
Presencialidad capada: todo el alumnado está presente en el aula sincronamente y físicamente. Pero a cambio hay muchas cosas que no está permitido hace. No solo es que tengas que llevar mascarillas, hay muchas dinámicas que no se pueden hacer, o no se pueden hacer exactamente igual o con los mismos materiales, que se hacían en una presencialidad “normal”
Remoto síncrono: todo el alumnado se conectan en remoto, pero de manera síncrona. No hay ninguna persona en presencia física del profesorado. El profesorado emite (ya sea desde un aula vacía o un despacho) y el alumnado puede estar solo o compartir un espacio físico con dos o más compañeros-as (en el extremo, todo el alumnado junto y el profesor en remoto).
Remoto asíncrono: todas el alumnado consume los recursos didácticos y realizan las actividades de manera remota, en el tiempo y lugar que mejor le conviene a cada uno sin interacción directa con el profesorado (que puede resolver dudas o aclaraciones en chats, foros, o tutorías síncronas solicitadas a demanda)
Síncrono dual: parte del alumnado están físicamente en el aula CON EL PROFESORADO y otra parte se conecta en remoto de manera síncrona. Que haya alumnado y profesorado juntos en el aula es importante porque si no, estaríamos en un caso particular de remoto síncrono. Ambos grupos de alumnos-as comparten la posibilidad (y las expectativas) de ser atendidos y poder participar/intervenir de manera síncrona durante la sesión, independientemente de si están físicamente presentes o en remoto (ninguno debe considerarse un mero observador o participante de segunda clase).
Para el tipo de docencia que yo hago y los objetivos de aprendizaje que incluyo en mis asignaturas no hay más opciones posibles. La presencialidad “normal” está descartada y otras opciones como la docencia inversa (blended, flip) no es más que una SECUENCIA juiciosamente elegida de síncrono (en cualquier formato) y asíncrono. No se solapan, se alternan para aprovechar lo mejor de cada opción en función de los objetivos de aprendizaje y las restricciones del momento. Me resisto a usar el término docencia híbrida (hybrid learning) pues creo que cada uno entiende y usa este término de modo diferente. Para algunos no es más que un sinónimo de blended (https://sites.psu.edu/hybridlearning/what-is-hybrid/). Para otros, parece que es sinónimo de lo que yo he llamado síncrono dual (https://www.owllabs.com/blog/hybrid-learning y otras muchas páginas que podéis encontrar si buscáis en google). Pero cuando lees con detalle lo que ponen aparecen incongruencias, porque empiezan definiendo una cosa (síncrono dual), pero cuando te explican como aplicarlo, en el fondo, están hablando de un blended (donde separas qué parte de los objetivos trabajas en presencial y qué parte trabajas en remoto síncrono o asíncrono).
Os he comentado que no hay más opciones, pero tampoco hay menos. Para mi cada una de las cuatro modalidades tiene unos condicionantes que hace que no pueda utilizar un diseño de sesión preparado para una modalidad cuando me obligan a cambiar de modalidad (cada modo de impartición tiene unos tiempos de cambio). Ninguna de ellas es absolutamente mejor que las otras. Todas tienen ventajas e inconvenientes. Una presencialidad capada impide hacer muchas dinámicas que impliquen compartir objetos o fomenten el contacto entre personas, pero mantiene parte del espíritu de la docencia presencial y la posibilidad de networking entre el alumnado.
La aplicación que disponemos para remoto en mi universidad (Microsoft Teams) funciona muy bien para trabajar en un solo grupo durante toda la sesión. Pero es tremendamente limitada a la hora de crear subgrupos en una sesión o tener que moverte entre grupos o recursos. Además, estar con la mirada fija en la pantalla durante muchas horas al día puede ser agotador para algunas personas. También se pierde mucho lenguaje no verbal y todas las tareas se hacen más lentas (he estimado que hay que invertir en torno a un 25%-30% más de tiempo debido a las ineficiencias de comunicación remota). Sin embargo, el remoto síncrono evita desplazamientos y permite un entorno con cierta riqueza para el aprendizaje aunque haya confinamientos preventivos o cuarentenas.
El remoto asíncrono tiene la pega de estar enlatado y parecer más frío y carecer del feedback inmediato. También exige una barbaridad de horas en la preparación de los materiales y el diseño del flujo de aprendizaje. Sin embargo, es muy robusto (no dependes de fallos puntuales de conexión o tecnología), permite tener un entorno estable, predecible y equitativo (todo el alumnado tiene garantizada exactamente la misma experiencia de aprendizaje aunque no disponga de muchos recursos). También permite mucha flexibilidad al alumnado para compaginar con otras restricciones personales (de horario o de compartir ordenadores con otras personas del núcleo familiar).
En cuanto al síncrono dual, no he sido capaz de encontrarle ninguna ventaja ( y eso que no es nuevo para mi. Ya lo experimenté hace tres años en una situación privilegiada: pocos alumnos, mucha tecnología, personal de apoyo para trazar el chat… tiempo para preparar las cosas. El alumnado rechazo esa modalidad por considerarla muchísimo peor que otras opciones). Creo que al juntar el presencial y el remoto, a la vez, solo consigue aumentar los inconvenientes de cada uno pero no aporta ninguna ventaja a ninguna de esas dos modalidades. Obviamente, si a los que están en clase les das una sesión adaptada a presencial y a los que están en casa les pones tareas asíncronas (para no tener que estar pendiente de ellos durante la sesión) y luego juntas a ambos en los 30 minutos finales para hacer una sesión de dudas y preguntas, realmente lo único que haces dual son esos 30 minutos. La pega es que tienes que invertir tiempo en diseñarlo dos veces todo el resto de la sesión (para el presencial y para el asincrono).
Ya os he dicho que esto es una reflexión auto-etnográfica. Quizás os choque tanta “inflexibilidad” por mi parte o que diseñe para una modalidad equivocada de impartición. Pero esa es mi realidad. En primer lugar he decidido (desde hace 20 años) que no voy a impartir “conferencias” en mis sesiones. No tengo nada en contra de las conferencias (lectures o lecciones magistrales), me encanta asistir a algunas de ellas y, en entornos distintos a mi encargo docente, suelo impartir conferencias en las que disfruto mucho (y quiero pensar que las personas que asisten también disfrutan). Sin embargo, para el encargo docente que tengo en mi universidad llegué hace tiempo a la conclusión de que podía grabar mis conferencias en video sin que se perdiera mucho de su esencia, y así poder invertir el tiempo de las sesiones en otras tareas que potenciaran aún más el aprendizaje del alumnado. Es decir usaba blended learning mucho antes de saber que eso tenía un nombre. Y lo sigo usando y creo que es un pilar esencial en mi docencia.
En segundo lugar, en mi universidad es imposible saber qué tipo de modalidad de impartición tenemos que seguir cada semana (a veces cada día). No es algo que pueda decidir yo libremente. El modo en que tengo que “entregar” las sesiones está marcado por la dirección del centro. Y nos informan con unos días (cuando hay suerte) o unas horas de antelación. Por ejemplo, si una persona entra en cuarentena forzosa y avisa 10 minutos antes de la sesión de clase, esa clase se debe impartir en modalidad síncrona dual. O si se decide cerrar toda la universidad al alumnado durante dos semanas, entonces se debe pasar forzosamente a remoto síncrono. Mi universidad ha decidido que no podemos optar por remoto asíncrono bajo ninguna circunstancia -salvo alguna excepción justificada para prácticas de laboratorio informático-. De hecho, estamos obligados a usar aplicaciones de control de asistencia (que en el fondo es un control para comprobar que estamos “delante” del alumnado las x horas que por POD debemos estar “delante” de ellos-as).
Obviamente una opción de protegerse contra esa “sorpresa” es diseñar las sesiones de clase por cuadruplicado (un diseño para cada modo de instrucción, de modo que puedo usar el que toque en función de la necesidad de cada día). Pero eso tiene un coste en horas de preparación tremendo. Desde hace muchos años llevo un seguimiento de todo el tiempo que invierto en mi trabajo (al principio me diseñé una base de datos, desde hace años uso la aplicación Jira-Client para hacer el seguimiento de horas y tareas). De modo que puedo ofreceros unos datos fiables de lo que a mi me cuesta adaptar las sesiones de clase. Los datos que os presento son los que he recogido y procesado desde junio hasta hoy. En este periodo he tenido que adaptar sesiones de clase que ya tenia creadas para presencial “normal” (no son nuevas clases, es algo que ya tenía montado y probado) para ajustarlas a los cuatro modelos de instrucción. La cifras son por cada hora de clase impartida:
En un curso normal (sin tener que cambiar el modo de impartición) suelo dedicar una media hora de trabajo por cada hora de clase presencial impartida para actualizar el contenido de la sesión (pulir cosas, actualizar dinámicas o información a presentar).
Adaptar mis sesiones presenciales normales a presencial capada (porque casi todo el tiempo es un taller con dinámicas y ninguna la puedo usar tal cual con limitacones covid): 4 horas por cada hora de clase
Adaptar las sesiones presenciales normales a Remoto síncrono (la adpatación es más costosa que en presencial capada porque planificar un taller interactivo en remoto tiene más difícultad): 5 horas por hora de clase
Adaptar una sesión presencial capada a remota síncrona (es ms rápido que desde una presencial normal porque ya he intentado que sean robustas, sin embargo hay que trasladar actividades a la “nube” y crear formularos online y otras formas de entrega de los resultados de grupo): 2,5 horas por hora de clase
Transformar de presencial normal a asíncrono creando videos, actividades en linea y documentos de apoyo (pdf, paginas web, agregadores de contenidos…). Son muchas horas porque no puedes rectificar, todo el material tiene que estar bien acabado y pulido puesto que no vas a recibir feedback instantáneo del alumnado. 25 horas por “hora neta”. En principio hay que considerar que al alumno le suele costar el triple el procesar los materiales síncrono. Es decir, un video de 10 minutos suele costarle al alumno 3o minutos de trabajo -si quiere aprender- y lo mismo se puede decir de los pdfs. Tienen que hacer tres pasadas sobre el material: 1ª vez para conocer, 2° para comprender y una 3° para aplicación. Esto significa que si tu clase presencial normal era de 6 horas, en asincrono se compacta en “2 horas netas” (dicho de otro modo, una sesión de 6 horas presencial movida a asincrono me cuesta 50-60 horas de trabajo)
¿Cuanto costaría adaptar a síncrono dual? no lo se con certeza. Es el único escenario que no he probado y solo puedo hacer especulaciones. He tenido que impartir en síncrono dual solo una clase y me avisaron con 4 horas de antelación. Por lo tanto, no fue una adaptación. Hice lo que pude en 4 horas para preparar una sesión de 1,5 horas, a partir de los materiales ya adaptados a presencial capada (llevaba 6 horas invertidas para tener una buena sesión presencia capada). Y el resultado fue un auténtico desastre. De modo que ya se que ese tiempo no es suficiente. Mi estimación es que me costaría unas 7-8 horas por cada hora de clase a adaptar. Porque tengo que planificar una secuencia atractiva para las personas que están en clase y que sea compatible con una secuencia atractiva para las que están en remoto (con instrucciones mucho más específicas y ejemplos de como encontrar o usar cada uno de los recursos o plataformas -pues no puede tener esperando a los presenciales para explicar a uno remoto como se conecta VPN al servidor de mi universidad, por ejemplo-). Luego debo fusionar ambos flujos para que coincidan en el tiempo para escuchar mis exposiciones o las puestas en común y pensar el modo de hacerlo para que quede fluido en las dos modalidades (cuando es evidente que, para la misma tarea de grupo, las personas en remoto van a tardar un 25%-30% más de tiempo). Además del problema añadido de como creo grupos con alumnos remotos, cuando no me dicen con antelación quien estará en remoto o quien vendrá a clase, ni si van a estar conectados o van a optar por dejar colgados a sus compañeros-as a mitad de las reuniones.
¿Es posible dar una docencia de calidad en entorno COVID? Si, sin duda. No tenemos una limitación tecnológica (y, en mi caso, tampoco de experiencia con diferentes plataformas) como para acompañar al alumnado en su proceso de aprendizaje con total garantías.Es solo cuestión de tiempo de preparación. Mucho tiempo. Y, por lo menos en mi caso, no es posible cambiar de un modo a otro sin volver a gastar tiempo. Cualquier persona que se dedica a gestión de operaciones sabe que no puedes programar la entrega de un servicio sin tener en cuenta los tiempos de cambio pues condicionan completamente la capacidad de tus recursos.
El problema, para mi (con clases los lunes y los martes, más algún jueves o viernes), es que en junio te digan que las clases van a ser todas presenciales capadas y que diseñes tu docencia para ese escenario, que si cambia ya te avisarán. Que en septiembre te confirme que será presencial. Que el viernes de la segunda semana de clase te digan que se vuelve a confirmar la docencia presencial, que el domingo te veas en la web que la docencia pasa a remoto hasta nuevo aviso. Que dos semanas después, el viernes te digan que se retoma el presencial capada, pero el lunes a las 12:00 te digan que la clase que tienes a las 16:00 tendrá a la mitad de los alumnos en remoto y la otra mitad en presencial…
Todos sabíamos en junio que este curso iba a ser así. Yo, al menos, tenía la absoluta certeza de que las cosas serían de este modo -o peor- y así lo transmití en todas las reuniones y órganos en los que estuve presente: comisiones académicas de titulo, consejos de departamento, comisiones de centro y comisiones de calidad docente de la universidad. Hubiese agradecido que me dejaran cerrar un modo de impartición robusto y a prueba de COVID.
De este modo hubiera aplicado el proceso que describía aquí, inspirado en SMED . Ya tenía desplegado todos mis objetivos de aprendizaje en base a su viabilidad y coste de adaptación, había separado las actividades internas y externas y el resulatado era un blended con un 80% asíncrono y hubiera dejado un 20% para actividades síncronas -presenciales si lo permitían las circunstancias o remoto sincrono- y reforzado las tutorías a demanda semanales con el alumnado. Es cierto que se pierde aprendizaje si se compara este esquema con una presencialidad normal o incluso una presencialidad capada. Pero comparado con el desbarajuste de un síncrono dual, se hubiera ganado no solo aprendizaje, sino también en tranquilidad.
PD: arquetipos de modelos de docencia según UNESCO&mcKinsey(2020 june)COVID-19 response – Hybrid learning as a key element in ensuring continued learning 373767eng.pdf
Esta es la forma en que me gustaría que contactaran a los posibles tutores-as de TFM/TFG/TESIS:
el alumno-a, cuando escribe pone CON COPIA visible a todas las personas que está solicitando dirección. Si no lo hace de golpe, sino que va contactando en bloques, es necesario indicar en el cuerpo del correo las personas a las que se lo ha solicitado previamente (para que los profesores sepamos si tenemos que hablar con algún compañero-a).
También es imprescindible que indique el tema sobre el que le gustaría trabajar o sus preferencias (o si está dispuesto a trabajar en cualquier propuesta que te haga el director sin ninguna preferencia por su parte) y si está trabajando/prácticas y le gustaría vincular el TFG-TFM-TESIS a esa actividad profesional (haciendo una descripción de uno o dos párrafos de tus tareas en dicha organización, las mas relacionadas con el posible TFG-TFM-TESIS)
Si no te contestan en una semana, manda un recordatorio y, si tampoco te contestan, considera que la respuesta es negativa (los profesores estamos saturados, y podemos recibir del orden de 50 o 60 correos de estos en un periodo muy corto -porque participamos en varias titulaciones -. La la mayoría de las veces en esos correos proponen temas que no tienen nada que ver con nuestra área de trabajo o asignaturas que impartimos). Obviamente lo ideal es contestar un breve correo con “no estoy disponible” pero hay momentos donde vamos realmente desbordados
Hace unos meses el Delegado de Protección de Datos de la UPV nos prohibía explícitamente el uso, con alumnos (para fines docentes), de cualquier aplicación que no contara con una licencia corporativa de la UPV (que la UPV hubiera comprado una licencia CAMPUS). Es decir, que no puedo usar aplicaciones para las que he comprado una licencia oficial a nombre de la UPV (pero sin licencia campus, solo tengo una licencia de profesor para uso individual o para un grupo de X personas), como por ejemplo TRELLO o JIRA. Esta limitación se extiende a herramientas gratuitas. Por ejemplo no puedo pedirles que usen GOOGLE drive para las actividades de mis asignaturas, ni usar el MOODLE que tengo instalado en un servidor de la UPV, ni puedo pedirles que creen un Blog o que participen editando entradas en wikipedia, ni convocarles a una reunión por Skype (aunque les deje elegir un nombre y un correo ficticio para registrarse), ni tampoco por ZOOM (que no exige que se creen una cuenta y se pueden conectar directamente con una clave de sala que yo les proporciono), tampoco les puedo pedir que vean un “directo” mio por streaming en Youtube (lo que me hace suponer que tampoco les puedo exigir que vean videos de youtube o alojados en una plataforma que no sea el repositorio de video oficial de la UPV). Solo pueden usar POLIFORMAT (sakai) o MS TEAMS.
Reconozco que me extraña mucho todo esto. La mayoría de mis alumnos (si no la totalidad) usan whatsapp para comunicarse en grupos de estudiantes, comparten diariamente documentos en google drive y no tienen el más mínimo problema en instalarse cualquier aplicación gratuita en sus dispositivos móviles (incluso las mas intrusivas que trazan toda su actividad diaria o datos biométricos). Tampoco tienen problema en aceptar todo tipo de cookies en las webs que navegan. No parecen tener muchos problemas en exponer en redes sociales (Facebook , instagram etc.) información mucho más sensible y personal que la que se puede exponer usando cualquiera de las aplicaciones que me gustaría usar en mi docencia.En fin que no sé de qué riesgos les estamos intentando proteger.
No obstante, aunque no comparta el motivo de la prohibición, la acato por imperativo legal.
Sin embargo, lo que se me exige por LDPDP como profesor de una asignatura en una universidad pública, no impide que Juan Marin, a título personal (no como profesor de la asignatura), pueda usar su blog personal para lanzar retos en abierto (como una forma de cumplir la misión social de la universidad) y que estos retos pudieran servir para que las personas aprendan cosas relacionadas con una asignatura concreta. Si alguna persona matriculada en una de mis asignaturas quiere sumarse a los retos por su cuenta y riesgo, perfecto. Pero no se tendrán en cuenta en la evaluación de la asignatura.
PD: a ver cuánto tardan en prohibirme también esto… y cuanto tardo yo en volver a dejar el campo sin cercas 😉
Con todo esta “movida” del confinamiento, pasar a on-line el trabajo (que no es tele-trabajo, ni docencia on-line sino un parche mal puesto para sobrevivir a un imprevisto) y todo lo que conlleva, hemos estado dando pasos hacia un entorno de trabajo/docencia virtualizado que para mi deja mucho (muchísimo) que desear.
Estoy pensando ya en mis clases de septiembre y soy consciente de que la tecnología actual no me permite (ni de lejos) hacer las cosas que puedo hacer en presencial. Soy de los que usa mucha tecnología en mi docencia, de modo que suelo “estar al día” y exprimir las opciones para sacar lo mejor de los dos mundos. Creo que ambos se complementan. Pero, al contrario que muchos, no creo que la tecnología actual pueda permitir una experiencia de aprendizaje en remoto que sustituya a la presencial. Si lo hacemos, perderemos mucho en el camino. Por supuesto, estoy pensando en mis asignaturas y los objetivos de aprendizaje que yo trabajo, que tienen mucho que ver con algunas competencias transversales. Que cada uno haga la reflexión con lo suyo. Pero en mi caso lo tengo claro.
Solo por poner un ejemplo. En mi contexto las “únicas” aplicaciones que podemos usar en docencia (con amenaza expresa de no salirnos de redil por temas de LDPDP) son TEAMS de microsoft y SAKAI (el LMS oficial de la UPV). Y con ellas yo no podré abordar, On-line, más de un 30%-40% de los objetivos de aprendizaje de mi asignatura.
Yo necesitaría que los participantes de una reunión decidieran qué quieren mostrar y qué quieren ver. No se trata de evaluación o de controlar (eso no me preocupa) sino de favorecer el trabajo colaborativo interactivo entre personas y, de paso, mi trabajo para dar feedback/feedforward formativo a los aprendizajes de los alumnos (que no es más que una forma particular de interacción colaborativa profesor-estudiante).
Para ello necesito poder ver pantalla y/o caras de los participantes cuando están en una reunión. Solo así puedo emular una reunión presencial y su riqueza. Y cada participante tiene que poder decidir qué comparte (la captura de una cámara, una ventana, o el escritorio completo) y los demás decidir qué ven de lo compartido por los demás. En el fondo es como considerar que cada participante emite “dos” videos (su cámara y una ventana o pantalla) y los demás pueden convertir su pantalla en un panel donde colgar qué quieren ver en cada momento (todas las caras, todas las pantallas, algunas caras y algunas pantallas, solo una cara o solo una pantalla….) y lo decide cada persona -no un algoritmo de la aplicación-, como sucedería en una reunión donde tu eliges donde mirar.
Creo que ZOOM tiene algo parecido, pero no creo que llegue al nivel que necesito (https://support.zoom.us/hc/en-us/articles/115000424286-Sharing-Multiple-Screens-Simultaneously). En cualquier caso, es irrelevante, porque tengo prohibido por “ley” usar Zoom con mis estudiantes.