En mi cuarto día con el reto de Simio, he logrado avances significativos. Dediqué mi tiempo a leer el capítulo 2 de Joines & Roberts, específicamente las páginas 21 a 31. Sin embargo, más que solo leer, puse en práctica lo aprendido y trabajé en la ejecución del modelo propuesto para una heladería.
A pesar de que la versión de Simio que tengo es un poco diferente a la que aparece en el libro, lo que hizo que algunos elementos estuvieran en diferentes rutas de menú, encontré que seguir las instrucciones era bastante sencillo. Con un poco de paciencia y prueba y error, logré que las cosas funcionaran correctamente.
Esta experiencia me ha llevado a reflexionar sobre las posibilidades que ofrece Simio. Por ejemplo, el modelo de trabajo que he desarrollado es bastante impresionante y me gustaría mostrárselo a todos. El modelo no solo funciona, sino que también incluye animaciones y personajes, y tiene la capacidad de visualizarse en 3D. Puedes hacer zoom y manipular el modelo de muchas formas, lo que hace que el proceso sea muy interesante y visual.
Sin embargo, también he notado que es muy fácil perder tiempo en la maquetación y en añadir detalles visuales. Por ejemplo, puede ser tentador pasar tiempo asegurándose de que cada personaje sea diferente, colocar mesas, ubicar todo correctamente y garantizar que las distancias sean precisas. Estos detalles, aunque pueden hacer que el modelo sea más atractivo, pueden consumir horas y horas.
De hecho, la sesión de trabajo de hoy, que originalmente estaba planeada para durar una hora, se extendió porque pasé mucho tiempo en estas tareas de visualización. No es que el modelo fuera particularmente complicado, sino que me centré en hacer que se viera atractivo. Este es un recordatorio valioso de la importancia de equilibrar el tiempo dedicado a la estética y a la funcionalidad en el modelado con Simio.
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