El pensamiento lateral es, junto con el pensamiento paralelo, una forma de espolear nuestra creatividad a la hora de resolver problemas o aprovechar oportunidades.
Normalmente, el pensamiento lateral se compone de dos procesos: escape y movimiento. Cada uno de ellos tiene asociadas algunas técnicas para llevarlos a cabo.
En el caso de «escape», lo que pretendemos es salir del «surco mental» en el que estamos empantanados. El «movimiento», debería aprovechar que hemos salido del surco y nos permite desplazarnos a otros surcos, que confiamos que puedan ser fértiles en ideas. Es decir, el «escape» nos prepara para el «movimiento». El resultado del movimiento, unas veces son ideas y otras son «surcos estériles». Porque, en creatividad, nadie te garantiza que siempre tengas ideas geniales… se trata de tener herramientas que hagan más frecuente la aparición de ideas creativas o más probable el tener éxito, pero nunca nos lo garantizarán 100%.
El listado de técnicas de escape se puede resumir (más o menos) en estas:
•Negar lo obvio
•Inversión o distorsión del orden (tiempo, espacio…) de lo natural
•Exageraciones (Pero verdaderas exageraciones)
•Expresión de deseos
•Provocación aleatoria
Cuando imparto talleres sobre creatividad o resolución de problemas en grupo, suele costarme bastante explicar la aplicación de las exageraciones como técnica de escape. Normalmente mis alumnos tienden a hacer exageraciones tan modestas que apenas alcanzan para situarnos en el borde del surco actual, de modo que caemos de nuevo en él sin poder iniciar un movimiento.
Por ello, voy a aprovechar o que viví hace unos días en una entrevista para ilustrar mejor este concepto.
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Hace unos días me hicieron una entrevista para un proyecto de investigación. Querían investigar sobre aspectos relacionados con la formación postgrado y me seleccionaron por ser responsable de cursos postgrado y máster.
En una parte de la entrevista, me preguntaron «si dispusieras de recursos INFINITOS, ¿que harías? ¿Qué cambiarías en el máster?».
No sé qué habrán contestado otros entrevistados a esta pregunta, pero quizás hayan dicho cosas como : contrataría una persona para que me descargara de las tareas administrativas, traería a algunos especialistas a impartir las clases… o cosas similares. Pero yo, quizás por «deformación profesional», contesté a la pregunta literal que me habían hecho (por supuesto, antes les advertí que les tomaba la palabra y que contestaba asumiendo que me habían preguntado por «recursos infinitos»). Y esta fue mi respuesta:
Yo haría un parque temático de empresas y las clases se darían en el parque temático. Un campus en forma de polígono industrial donde podríamos simular toda una cadena logística y las empresas que la componen. Sus instalaciones, máquinas, procesos. Contrataríamos como actores a profesionales en paro y les asignaríamos papeles para que los alumnos pudieran diagnosticar las áreas de mejora y experimentar los resultados de implantar determinadas prácticas de gestión. Al mismo tiempo, podríamos ofrecer a empresas colaboradoras que nos definieran sus problemas para simularlos en el parque y poder experimentar diferentes alternativas como experiencias piloto…
Mientas volvía de la entrevista a mi despacho, me pareció que esto podría ser un buen ejemplo del uso de la técnica de «exageración» para fomentar «escape» en el marco de pensamiento lateral. Para que esto se transforme en ideas concretas para mejorar la docencia de un máster, habría que pasar a la fase de «movimiento» y «modelar» después las ideas que surjan.
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